Andamos trabajando el elemento tierra. Lo estamos haciendo desde la conciencia del cuerpo y la sugerencia de la música: sonidos de la naturaleza, cantos telúricos, canciones y bailes que tienen esa energía y que nos ayudan a contactar con ella.
Al hacerlo contactamos también con el principio de lo femenino, con la capacidad de crear y recrear nuestras propias vidas, de nutrir y nutrirnos, de dejarnos el tiempo para que nuestra esencia verdadera brote y se desarrolle al ritmo de la naturaleza, de su naturaleza.
La guía es siempre el cuerpo. Tratamos de dejar la mente a un lado para escuchar nuestra naturaleza más profunda, para sentir la energía, las sensaciones y las emociones, y dejarnos conducir por ellas, con la confianza en la sabiduría de nuestra naturaleza, de esa naturaleza que compartimos con los seres que habitamos la tierra y con la propia Tierra, Gea, Pacha Mama, o como queramos denominar.
Al hacerlo contactamos también con el principio de lo femenino, con la capacidad de crear y recrear nuestras propias vidas, de nutrir y nutrirnos, de dejarnos el tiempo para que nuestra esencia verdadera brote y se desarrolle al ritmo de la naturaleza, de su naturaleza.
La guía es siempre el cuerpo. Tratamos de dejar la mente a un lado para escuchar nuestra naturaleza más profunda, para sentir la energía, las sensaciones y las emociones, y dejarnos conducir por ellas, con la confianza en la sabiduría de nuestra naturaleza, de esa naturaleza que compartimos con los seres que habitamos la tierra y con la propia Tierra, Gea, Pacha Mama, o como queramos denominar.
Ahí andamos: explorando, investigando y descubriendo...